domingo, agosto 21, 2005

sueños

Es de ponerse a temblar, cuando llegar la hora del sueño y soñar.
todas las noches tiene el mismo sueño, encuentra una puerta y de esa
puerta sale otra, y a su vez otra más pequeña; él siempre quiere entrar.
Porque sabe que detrás de esa puerta hay un jardín, muy, muy verde.
Quiere trepar un árbol verde, pero este siempre crece.
Por lo que nunca llega arriba. Ahora quiere bajar
y en vez de bajar trepando, se tira, y sin caer, va a volar.

Vuela sobre el mar, el lo alto del cielo, se siente hermoso, grande y ligero.
Llega a la montaña, va bajando por la cuesta como en un gran tobogán,
siente miedo y frío pero no puede parar.
Al final choca contra un muro y se pone a llorar; hasta que pasa el susto y siente
una voz de verdad, dice: “ven te quiero alimentar“, el se asoma por la ventana
a mirar, ve una mesa puesta, entra entonces al banquete, para comer sin parar,
mete en sus bolsillos lo que no quiere dejar.

Escucha una música suave, ve acercarse en una nube a un hada de gran belleza.
Ella le sonríe y le tiende su mano como una flor, él la coge enceguecido de amor.
Al abrir los ojos la flor se ha marchitado y, ahora ante él hay un dragón enfadado
hunde su cuerpo en barro, sale, y arranca después, aunque el dragón se ha esfumado.
Logra alcanzar un vagón, el último de ese tren. Corren hacia atrás los postes, las casitas
los árboles, los caballos.

Y dentro toda la gente del tren lo mira enfadado, ellos murmuran: “miente, ese miente”,
él se va sin decir nada.
Como se ha hecho de noche decide volver a casa, se pone a caminar pensando:
no pasa nada.
Sus pasos no avanzan. Pero una puerta se abre ante él, entra en ella, cruza una y otra,
finalmente ve su cama, muy revuelta. Allí se acuesta contento porque allí quiere soñar
con el hada de la flor que no va a marchitar.

1 comentario:

Anónimo dijo...

cuento para niños